3 de julio de 2012

El tiempo y los relojes


No está mal, en los días más largos del año solar, alargados aún más por el calor, recordar las palabras de ese magistral heterónimo de Machado que es Juan de Mairena:
"Pero dejemos a los relojes, instrumentos de sofística que pretenden complicar el tiempo con la matemática. En cuanto poetas, deleitantes de la poesía, apredices de ruiseñor, ¿qué sabemos nosotros de matemática? Muy poco. Y lo poco que sabemos nos sobra. Ni siquiera han de ser nuestros versos sílabas contadas, como en Berceo, ni hemos de medirlos, para no irritar a los plectros juveniles. Y en cuanto metafísicos -he aquí lo que nosotros quisieramos ser-, en nada hemos de aprovechar la matemática, porque nada de lo que es puede contarse ni medirse. Nuestros relojes nada tienen que ver con nuestro tiempo, realidad última de carácter psíquico, que tampoco se cuenta ni se mide. Cierto que nuestro relojes pueden noñificárnosla -perdonadme el vocablo- hasta hacérnosla pensar como una trivial impaciencia por que suene el tac, cuando ha sonado el tic. Pero esto es más bien una ilusión que nosotros pensamos que se hacen los relojes, y que carece en absoluto de fundamento."
El protagonista de After hours estaría  de acuerdo, preso entre el tic y un tac que no acaba de llegar.

7 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

La matemática, cuántas virtudes no se habrán invocado a través de ella, como para darle carta de naturaleza al tiempo, que anda detrás, como esta chica del cartel, dándole cuerda. Preciosa idea, la de que son los relojes los que se hacen la ilusión de que nos desvivimos con ellos. Me voy pitando. Por metafísicos, al final nos da la prisa.

Un abrazo
Manuel

clara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Angel dijo...

Lo malo, Manuel, es que efectivamente, nos desvivimos por, y ante, los relojes (ese vivir presos de horarios). Al revés que en la figura de dios en la que el humano proyecta lo mejor de sí, denunciada por Feuerbach, así en los relojes, horarios, en el tiempo matemático y matematizado, hemos proyectado uno de nuestros fantasmas que no deja de perseguirnos.
En cuanto a tu prisa, sé más cartesiano, evita la precipitación.
Un abrazo.

Manuel Marcos dijo...

Sí, evidentemente necesitamos en pos de la idea clara y distinta, la templanza y la quietud si me apuras. Lo de salir pitando es una analogía del loco mundo de la información en que vivimos, y también porque salía tocar en la calle, Miguel Ángel. Estaba pensando en Dalí, que tampoco deberíamos caer en la flojera del reloj a 50 grados a la sombra. Seguiré tu consejo, mi buen amigo.

Salud

David Porcel Dieste dijo...

"Al hombre feliz el reloj no de las horas" (Ernst Jünger) Feliz verano

David Porcel Dieste dijo...

Perdón:

"Al hombre feliz el reloj no le da las horas."

M. A. Velasco León dijo...

Muy buena cita, David.
Este verano propongo que nos quitemos el reloj y lo dejemos en un cajón guardado.
Ya lo estoy metiendo.
Un abrazo sin hora.